Nuevos aires queridos

He sentido que me explotaban los sentidos,

he vivido en una nube tan alta que parecía un sol,

he dado media vida en una franja sin salida,

perdida la voz y vacío el libro de las caricias donde ninguno era el dos.

Las sombras largas bajo el colchón atenazaron de muerte los días,

los ecos de miradas se perdían en la sinrazón,

donde mis ojos vueltos regresaban la pasión,

que se quedaba afónica en un preludio del miedo,

en un aterrador ciego atroz.

En un presentimiento en el que me miento leía lo poco que quedaba de mi en ti,

en un sentimiento de tristeza eterna de verdad verdadera vi,

que las pocas ascuas de tu ser me decían y quemaban el papel que mostraba que no pensabas volver...

Ya no tengo fuerzas para seguir siguiéndote, de buscar el robar un beso desganado,

el preguntar que pasa y encontrarme una pared austera pintada de un silencio mortal.

Aquí se pinchó este globo que se dejaba su alma para subirte al cielo,

ya no queda más paciencia en este corazón remendado por las cuchillas de tu verbo.

Ahora hundido y maltrecho, sólo queda el consuelo de subir,

de abrir esta ventana y salir a este aire que me espera, el que mi calma necesita,

el que sin pedir una silla, me sienta y salva,

de un cansancio que pensaba eterno, el de dar caricias, abrazos y besos,

el de cumplir más sueños que años,

el de encontrar el consuelo de una mano que me pueda levantar,

como yo levanto...ahora el vuelo que quiero se da,

lejos tras aquellos versos, los que sinceros reflejan mi espejo y se van,

a otros versados cuentos, los que creo y recreo, en la inmensidad de este mar,

el que llevo por dentro y cual lastre de arena suelto,

el que bebía en silencio como veneno que dan,

sabe su final y aún sabiendo, seguía bebiendo porque él daba igual,

porque un tormento de sal no parecía un desierto si era temporal.

Ahora que ya desperté a otro baile, ahora que ya olvidé el llorar,

ahora que ya decido no verme en tus artes,

tomo estos nuevos aires queridos, para volver...a volar.