Calmas gemelas
Dónde dejé, dónde olvidé mi sonrisa... aquella que amanecía contigo y que moría en ti... Dónde olvidé, donde dejé las mañanas... aquellas que rozaban tu piel, y que ahora tu ausencia hace que sobre la mía hiel. Dónde fue mi alma... la que tu corazón calmaba en su regazo, y que ahora es sólo retazo en un mar sin barca... Si alguna vez me añoraste, mi retiro al viento no me dejó verlo... Si alguna vez me llorabas, mis ojos no veían tu desastre... Dónde puso el tiempo aquellos besos, los que me daban el cielo para volarte, en cien palabras mil versos, aquellos más bellos para darte... Todo quedó en los verbos que quise hacer y no viste... Todo voló por el suelo, rompiendo las lunas que diste... Y ahora, más viejo, solo el silencio me recuerda un detalle... El de aquel momento en el que nacias mi calma... Aquel en el que sería ser inmortal y eterno en tus labios... En el que no había ni miedo ni daño porque recogías mi alma e