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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Las palabras que te siento

Contengo el mar que hay en mi, caminando sobre las brasas encendidas. Despliego velas en callado recoveco recorriendo caminos inversos. Denomino el dominio de la valentía absoluta. Vivo a veces sin vivir. Si alguna vez me visto de silencio, disculpa, pero he visto huracanes de voz arrasando la poca luz de un alma triste. Si alguna vez te digo que no, no te tomes de un trago mi cansancio, porque de ojos cerrados vi el sol. Te dejé en el albor de una playa, arropada de manta y velas el talle.  Desquicié a mi propia sombra para alejar el dolor, no sin antes besar tu frente. A veces seguir se hace tan duro... Que quisiera atraparme entero y llevar este humo a un fuego más lento. A veces me quiero y perduro en pensamientos de gaviotas celestes que caminan el cielo gris. Y en tu cuello dejé una lágrima, y en mi vida dejaste puerto, te miro y a veces pienso que hice para merecer tanto consuelo de tus labios... Venían palomas que soñaban cuervos, pasaron revista a mis miedos, de la fiel catego
A veces se me hace el mundo grande, aunque intento correr me da la sensación de que mis pasos son pequeños, y por larga que sea la zancada, se quedan estrechos. A veces, los días dejan el terciopelo apremiante y se visten de rudo cactus, simple versiones hirientes de un denostado caminar. Simplemente no me llega el aire, los pensamientos enclaustrados gritan buscando salidas. Y cuando la saliva se gasta llega el silencio.

Contención

Me contengo al verte medio dormido, en cada rincón que te veo. Mis ojos ardientes de ti quisieran hablarte como cuando te beso. Mis labios quieren comerte y medirte la piel como cuando estamos solos. Quieren, quiero, queremos, pero no podemos. Las ansias de tenerte, de quererte allí, en medio de todas las miradas, de palparte el amor que te siento y sentir el que me sientes. Silentes las palabras callan, y quieren explotar de mi boca las ganas pero no nos dejan... Y mientras, te miro, te alejas y rimo en mi cabeza millones de versos para luego en un antojo y silencio, verterlas en tinta indeleble. Y si el tiempo se parase en ese preciso instante, si en mi empresa de sueño todos de golpe callasen ciegos, en ese momento te agarraria y mis manos y dedos recorrerian exhaustos tu alma y tu cuerpo. Si en ese querido instante, me rozases sin miedos, prendería como pólvora, como cerilla en fulgurante fuego que luego prende tu vela. ¡Ay si pudiese calmarme la sed que me deja el no estar contigo

El alquimista de los sueños

Vistiendo de cielo gris los puentes que nos dábamos, bañados en un desayuno de calcio, entre amapolas silvestres la brisa asoma. Los párpados indelebles de la mañana gritaban en susurros a las almohadas dormidas, y entre las costuras de la noche, la luna se acuesta pronto. He de avisar que hoy tomo las riendas del destino de las farolas, que de llama viva asoman hoy los precipicios y no quiero caer, he de anudar los cordones del camino porque de asfálticas carreteras he visto nacer, El campo mientras tanto, tiñe de verde selva los restos artificiales de lodo y rocas, visitando tímida pero imparable la civilización más moderna. El alquimista de los sueños vuelve, revuelve planeando un atraco a la vida insustancial, lleva sacos de sal y azúcar dependiendo su gasto al gusto que le apremie. Y mientras tanto, la prisa silva, esperando detrás de cada esquina tibia, arropada en sombras lista para asustar. Entremezclando la memoria, deshago un cigarrillo mal hecho, lo recarg