Las palabras que te siento

Contengo el mar que hay en mi, caminando sobre las brasas encendidas.
Despliego velas en callado recoveco recorriendo caminos inversos.
Denomino el dominio de la valentía absoluta.
Vivo a veces sin vivir.

Si alguna vez me visto de silencio, disculpa, pero he visto huracanes de voz arrasando la poca luz de un alma triste.
Si alguna vez te digo que no, no te tomes de un trago mi cansancio, porque de ojos cerrados vi el sol.

Te dejé en el albor de una playa, arropada de manta y velas el talle. 
Desquicié a mi propia sombra para alejar el dolor, no sin antes besar tu frente.

A veces seguir se hace tan duro...
Que quisiera atraparme entero y llevar este humo a un fuego más lento.
A veces me quiero y perduro en pensamientos de gaviotas celestes que caminan el cielo gris.

Y en tu cuello dejé una lágrima, y en mi vida dejaste puerto, te miro y a veces pienso que hice para merecer tanto consuelo de tus labios...

Venían palomas que soñaban cuervos, pasaron revista a mis miedos, de la fiel categoría errante de hielo me desdoblo en manuscrito etéreo, de perfumes donde la risa volatiliza los sentidos, donde tu aroma es esencia para mi cuerpo, donde duermo, donde palpito, donde me caigo al sueño.

Eres dedal cuando coso esta maraña de vida, tirita en el lloro, caminar cuando pierdo, abrazo de celo cuando rompo.

En esta tarde inacabada, de asfaltos secos queriendo lluvia, en este martes de ti sin ti, siento el revuelo que de forma de manera inusitada, discreta, incierta, de las mil miradas tenues que me guardo en la memoria. Pero tu, tinta indeleble de esta pluma, sigues escribiendome las palabras que te siento, a fuego en el alma del tiempo, una a una...

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