Quejido de mayo amargo


En el vivo viento, en el frío mar, en el portal austero, ahí me verás.
En las saladas olas, en el aire respirar, en tu coartada angosta, allí me tendrás.

Devuélveme la piel que se me escapa el alma, 
devuélveme la risa que endulzaba mis mañanas,
no rompas la armonía de esta danza loca,
que mis sombras alcanzan el día,
que las noches son vagas,
que en el sueño brillan sin bragas.

Recoge esos pedazos que te corresponden,
 autoría indecente, deforme.

Que no hay más mentira, que los abrazos de tus besos,
 que ya no los quiero, que no me tocaban,
que ya los viví en suficientes mañanas.

Que ahora declaro la guerra al sol,
que chille la luna rara,
que estamos pa´guardarnos debajo de la cama
que mis labios están sellados y no reclaman ganas,
mis pies descalzos son, ramas descalzas,
que no alcanzan ni razón, ni voto para damas.

Que ya no respiro tu voz debajo de la almohada,
que ahora miro allí y me encuentro piedras,
aquellas que tirabas contra mi alma, las que llevo ahora a cuestas,
las que tiro poco a poco para deshacer este equipaje,
 este que me lastra, que me embarga, que me ahoga en desastre.

 Que no quiero más poderes sobre el embrujo de tus ojos,
ni quimeras anchas, ni dioses de barro,
que no quiero mas te quiero, que huyo de miedos,
que me acojo a mi voluntad, que aunque solo,...aquí está,
medio rota y andrajosa, medio vacía y medio llena,
y que de pena llena llora,
 y a pesar de esta hora, no quiero otra cosa que das,
que me cansé de doler por la casa, no quiero más.

Y hasta aquí mis palabras, querida,
en otros tiempos, hermosa, que mi credo es cielo ahora,
y va donde va, que las palabras son losas y al olvido las tiro,
todo mi amor te retiro y...me retiro a soñar...

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