Desterrado de tu piel, acabado el último sorbo de miel de tus labios, derrotada la paciencia y derrotados mis latidos. Me vengo esta noche al rincón que alberga la locura de tu recuerdo, tu ausencia se presenta en la noche como un frío silencio sobre el que me recojo el cuerpo y la mente en indolente ovillo

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